La historia de Bell Equipment comienza cuando Irvine Bell y su esposa Eunice se instalan en Zululandia, en Sudáfrica, algunos años después de la Segunda Guerra mundial.
Habiendo terminado su aprendizaje como tornero en una mina de carbón del norte de la provincia de Natal, donde el había crecido, y después de realizar cinco años de servicio militar en el Cuerpo de Ingenieros de la Armada Sudafricana durante la guerra, Irvine Bell pone sus conocimientos de ingeniero en marcha para fabricar una máquina de perforación para el agua a partir de un Jeep Willys.
Después de dos años de perforación de pozos de agua para subsistir, el creó una pequeña empresa artesanal de servicio de reparación de máquinas agrícolas en una plantación de caña de azúcar cerca de Empangeni, en la costa norte de Natal. La capacidad de la empresa para reparar, incluso las máquinas más seriamente dañadas o desgastadas, hizo que fuera solicitada por clientes que venían cada vez de más lejos.
En 1958, continuando con el crecimiento de la pequeña empresa, Irvine Bell hizo construir un nuevo taller en su granja. Ahora, junto con su hermano Robert, su cuñado Malcolm Cambell y con Eunice al frente de la contabilidad, la pequeña empresa I A Bell & Company ofrece un servicio de reparación general, así como la fabricación limitada de diversas máquinas inventadas por Irvine.
Entre sus invenciones, un remolque autocargador de caña de azúcar y una grúa de transferencia para los agricultores locales. Con la casa familiar construida al lado de los talleres, sus hijos Peter, Gary y Paul crecieron entre las chispas del grupo de soldadura, las virutas de mecanizado de las piezas mecánicas y la grasa del taller.
A comienzo de los años 60, a Irvine Bell se le ocurrió la idea de mejorar aún más el proceso de recolección de la caña de azúcar. Mientras que algunas máquinas rudimentarias de carga de caña habían aparecido en el mercado, la mayor parte adaptadas de los tractores agrícolas clásicos, estas sufrían de una falta de maniobrabilidad para reunir rápidamente una carga importante de caña.
El enfoque de Irvine fue el de desarrollar un tipo completamente nuevo de máquina. Utilizando la tecnología naciente de las transmisiones hidrostáticas, y recuperando motores hidráulicos de una vieja niveladora, su prototipo de cargadora trineumática fue patentado y reconocido como la máquina autónoma más manejable para esta aplicación.
Ofreciendo la posibilidad de controlar independientemente cada una de las dos ruedas motrices delanteras, y con su rueda «loca »trasera, la cargadora trineumática de Bell puede girar instantáneamente sobre si misma, mejorando de esta forma la cadencia de carga de la caña. El concepto de mando simple de esta máquina fue fácilmente asimilado por los operadores, aún no teniendo ninguna experiencia previa en la conducción de máquinas.
Eligiendo el lado de ingeniería general de su profesión, Irvine Bell autorizó durante un tiempo la fabricación bajo licencia de su cargadora a una empresa situada en Johannesburgo, y especializada en el transporte de caña de azúcar.
La idea de concebir máquinas de producción parece hereditaria en la familia Bell, pues sus dos hijos Peter & Gary, en su juventud habían modificado, durante las vacaciones escolares, un Karting para traccionar un pequeño remolque basculante. Con una lámina de bulldozer fijada en la parte delantera del Karting para extender la grava, ellos pasaron sus vacaciones reparando los caminos de la granja.
A comienzo de los años 70 la actividad se desarrolló de nuevo, y la pequeña empresa se muda a nuevas instalaciones en la zona industrial de Empangeni.
Con la construcción de un nuevo puerto en la vecina ciudad de Richard’s Bay, la sociedad suministra numerosas e innovadoras soluciones de ingeniería al consorcio de construcción del puerto. Entre ellas, remolques basculantes ligeros con una leve presión sobre el suelo, permitiendo ejecutar eficazmente la obra de excavación en condiciones difíciles sobre arena blanda.
Ahora junto con sus dos hijos Peter & Gary, Irvine Bell desarrolla y patenta un dispositivo de corte de la caña que permite a la cargadora trineumática desarrollar aún más la mecanización de recogida de la caña de azúcar.
Sin embargo, Irvine desconfiaba de la ambición de sus hijos para lanzarse a la producción en masa, advirtiendo a los chicos que en un año, ellos podrían perder el interés por su profesión produciendo siempre el mismo tipo de máquinas en cadena.
En lugar de esto, después de un año de producción, la joven sociedad ha tenido éxito en el desafío de la fabricación, produciendo una cincuentena de unidades. Aplicando la experiencia adquirida sobre los sistemas hidrostáticos durante el curso de su aprendizaje con el distribuidor Vickers, Peter Bell aportó importantes mejoras a la concepción de la cargadora trineumática, y en 1975, con la expiración de la licencia de fabricación para la producción subcontratada, Bell comenzó, por si mismo, la producción total de sus máquinas.
El número de aplicaciones donde la cargadora trineumática podría ser utilizada aumentó. Equipado con un mástil elevador, la versión carro elevador todo terreno fue rápidamente adoptada por la industria de fabricación de ladrillos del país. Para la industria forestal en plena expansión, una versión de manipulación de troncos fue configurada. Equipada con un gancho, esta versión de la cargadora trineumática de Bell llamada “Logger”, se reveló como la herramienta ideal para recoger los troncos de madera y cargarlos en las máquinas de transporte.
Constatando las lagunas en los tractores agrícolas adaptados y utilizados como máquinas de transporte en las industrias del azúcar y de la madera, Peter Bell creó una máquina más robusta. Construida sobre la base de una cadena cinemática de camión, y dotado de un chasis de acero reforzado previsto para las máquinas de excavación y de construcción, el tractor rígido Bell, primer tractor agrícola del mundo dotado de una transmisión automática asociado a una gama específica de remolques, encontró un mercado para el transporte de la caña de azúcar y la madera, que enseguida se vio ampliado a los trabajos de excavación, de construcción y a las minas.
Fabricando ahora máquinas de transporte para la industria de la excavación, la construcción y el sector minero, Peter Bell vio la ocasión de aplicar y extender su concepción de máquinas simples y sólidas a la fabricación de cargadoras de ruedas. Una gama de cargadoras ve así la luz a finales de los años 70, y su concepción perfectamente adaptada a las condiciones de explotación difíciles en África, les propulsa rápidamente como los líderes del mercado en su categoría. Después de algunos años de comercialización de sus productos por medio de distribuidores independientes, la empresa en crecimiento continuo se dio cuenta de la ventaja de tener sus propios puntos de venta dedicados exclusivamente a suministrar un servicio a los clientes con el apoyo directo de la fábrica. Así nacióla red del Centro de Servicio al Cliente de Bell. Empezando con una filial en Johannesburgo, Bell Equipement tuvo pronto una cobertura nacional, y después de algunos años, las exportaciones hacia los países vecinos comenzaron, anclando el nombre de Bell como el de actor principal en la profesión.
En los primeros 80, con un personal de unas 100 personas, la fabricación de máquinas había sobrepasado las instalaciones de Empangeni, y, en 1984, una nueva factoría localizada en Richards Bay ve la luz. Por aquel entonces la gama del cargador trineumático había traspasado fronteras, y la planta proporcionaba productos en forma de kits a la factoría de ensamblaje de Mauricio, que por turnos, suministraba cargadoras de caña de azúcar localmente, y en todo África. Una nueva planta de ensamblaje en Nueva Zelanda proporcionaba cargadoras para la industria forestal australiana. En los Estados Unidos, la compañía se alió con un fabricante muy importante de equipamiento forestal para construir las versiones americanas del manipulador de troncos. Posteriormente, Bell Equipment estableció sus propias instalaciones en el mercado maderero del sur para distribuir productos exportados desde la planta de Richards Bay.
Asimismo, el inicio de los años 80 ve la llegada al mercado Sudafricano de nuevas máquinas de transporte importadas de Europa. Estos primeros dumpers articulados importados de Europa son eficaces y polivalentes. Sin embargo, Bell, que tiene ya una larga experiencia en el transporte de materiales, ve ejes de desarrollo posibles para mejorarlos y afinar su concepción, con el fin de afrontar mejor las difíciles condiciones de funcionamiento, comunes en África.
Presentado en 1985, el primer dumper articulado Bell, el B25A, de 25 toneladas de carga útil, sale de la nueva fábrica de Richard’s Bay y conoce un éxito inmediato. Este éxito anima y conduce a Bell a ampliar su gama con nuevos modelos. Más ligeros, más rápidos, los modelos de dumpers articulados se encadenan para responder a las aplicaciones más arduas. En 1989, con la duplicación de la capacidad de la fábrica de Richard’s Bay, el B40, se lanza el primer dumper articulado del mundo de 40 toneladas de carga útil, y los efectivos de Bell Equipment en todo el mundo alcanzan los 1.650 empleados.
Hoy en día, la gama de dumpers articulados Bell se ha ampliado de nuevo con el lanzamiento de la serie D a comienzos de los años 2000 y la llegada del B50D, comercializado en 2003, y enfocado en las aplicaciones de minería. Para completar su propia gama de productos, Bell Equipment establecióuna estrecha colaboración con fabricantes de equipos de nivel mundial para suministrar a sus clientes una gama completa de máquinas para la construcción, las minería, la industria forestal y agrícola. El grupo dispone hoy en día de una red de distribución dedicada por completo a la clientela y ofreciendo una calidad de servicio incomparable.
Nuestra alianza estratégica con uno de los mayores fabricantes mundiales de fabricación de equipos, John Deere, proporciona, a lo largo del año 1999, la fortaleza financiera necesaria para llevar a cabo nuestra meta, ser el fabricante más importante de dumpers articulados del mundo, y en África la marca de referencia. Posteriores alianzas con Hitachi para la distribución de dumpers en 2002, Bomag en 2009, Liebherr en 2011 y Finlay en 2013 han hecho que la marca Bell llegue aún más lejos.
En colaboración constante y estrecha con nuestros clientes y distribuidores, hemos sido capaces de crecer desde los humildes comienzos, donde Irvine Bell desde sus pequeños trabajos de ingeniería inspiró la búsqueda de un camino mejor.